jueves, 30 de abril de 2020

La psiconutrición, el arte de relacionarse bien con la comida

Psiconutricion


La ansiedad por comer de manera constante, los atracones y el seguir dietas extremas que ponen en riesgo, son tan solo algunos de los tópicos que abarca la psiconutrición, una vertiente de la psicología que viene dando mucho de que hablar, pues básicamente se concentra en el objetivo de guiar, para que las personas aprendan a comer acudiendo a la cabeza y no a las emociones.


Contrario a lo que se supone, reconocer la sensación de hambre es algo complejo, pues no siempre, este llamado responde a una necesidad física sino más bien, a una de tipo emocional, lo que conduce casi siempre, hacia ese indeseable sobrepeso que a veces se acompaña de culpa y de una baja en la autoestima.

Así las cosas, la acogida de la psiconutrición en el mundo de hoy, tiene que ver con su máximo principio, el cual no es otro, que ayudar a las personas a relacionarse más positivamente con la alimentación.

¿Qué es la psiconutrición?


La psiconutrición es la combinación de la psicología y la nutrición para procurar el bienestar del ser humano y que éste se refleje tanto a nivel mental como físico. Corresponde a una vertiente, que se sustenta en una serie de teorías, estrategias y aplicación de técnicas de motivación, bajo el propósito de orientar a las personas en el camino de establecer hábitos sanos y gestionar las emociones que se encuentran ligadas a la alimentación.

Psiconutricion


Al ser una disciplina que se nutre de los campos anteriormente mencionados, se crea un llamativo recurso, que, sin duda, puede marcar la diferencia al momento de considerar la modificación de la conducta en pro de aprovechar la comida realmente, pues en ciertos casos se vuelve preciso dejar de verla como un medio para sentirse mejor anímicamente.

La sana relación con la comida


Hay que reconocer que, en el mundo de hoy, ya no es tan común quedarse únicamente con la premisa de que la función de la comida no es otra que aportar nutrientes, pues lo cierto, es que este concepto se ha ido regalando al punto tal, de que una rica cena es una excusa para que una pareja pase tiempo junta o para crear el ambiente idóneo para una exitosa reunión de negocios.

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Por otro lado, está el modelo de comportamiento que se observa en las películas, donde la protagonista deprimida por la ausencia de su amante, se sienta frente a la tele, mientras se come un pote de helado de chocolate, lo que se traduce en asignarle a los alimentos, el poder de mitigar la tristeza y muchas otras emociones.

Principales beneficios de la psiconutrición


Siempre a favor de un estilo de vida más acorde, la psiconutrición provee los siguientes aspectos positivos:

Trabajar la fuerza de voluntad:


Probablemente, este es uno de los obstáculos que más se interponen entre una persona y la alimentación equilibrada, y es que poseer la disciplina y convicción requeridas para decirle no a una hamburguesa, es algo que requiere algunas veces un proceso que conduzca a darle prioridad a lo que verdaderamente, hace bien.

Manejo de trastornos alimentarios


Esfuerzos dirigidos al fortalecimiento de la autoestima, a la gestión de las emociones y a poner punto final a círculos viciosos que insisten en hacerse daño a sí mismo, dan como resultado, el que personas con estos trastornos puedan dejarlos atrás.

Psiconutricion


Controlar el impulso de comer


Existen casos contrarios, por un lado, aquellos que no pueden evitar comer la mayor parte del tiempo y por el otro, están quienes no sienten apetito o sencillamente lo ignoran. Todo esto puede enfrentarse desde la psiconutrición.

Superar conflictos sobre la imagen personal


En una sociedad donde la belleza la posee aquel que ostente una figura de gimnasio, la alimentación constantemente se pone en la cuerda floja, ya que el deseo de cumplir con los estándares logra que la gente pruebe dietas descabelladas con tal de perder un par de kilos.

Hora de controlar el hambre emocional


Más que comprar batidos Herbalife y seguir consejos sobre recetas saludables, es requisito, tener claro que el hambre emocional es aquella que se encuentra motivada no por lo físico sino por las emociones, lo que explica que la sensación placentera dure tan poco tiempo.

Dentro de la psicología, se le reconoce como una conducta desadaptativa, ya que impide que se consoliden estrategias adecuadas para lograr que dichas emociones sean enfrentadas de maneras sanas, dejando como consecuencia su repetición constante.

Psiconutricion


Diferenciar entre el hambre emocional y el hambre real, se convierte, por lo tanto, en un punto clave de la psiconutrición, pues el error de considerar la comida como el sustituto de algo que falta, es lo que pone en riesgo el organismo.

Hambre real o biológica


Se identifica porque poco importa lo que se coma, ya que lo verdaderamente trascendente es poder calmar el apetito. Asimismo, el estómago realizará ruidos y mientras se come, se llegará al punto de sentirse satisfecho y parar sin que ello represente inconveniente.

Hambre emocional


Se puede reconocer, cuando el hambre ubica un plato particular como la única manera de aliviarla, es posible que mientras se encuentre comiendo, la persona sienta la sensación de llenura, pero la ignore para continuar hasta el final.

Al terminar, suele estar rodeada de sentimientos de frustración y tristeza, ya que el individuo experimenta una culpa repentina por hacer lo que le causa daño.

Poner freno al impulso de comer todo el tiempo


Las dietas para perder peso, suelen encontrarse con esta dificultad, la cual termina dejando en el cajón del olvido, aquella meta de ponerse en forma.

Lo anterior puede manejarse, desde lo que dentro de la psiconutrición se denomina, alimentación consciente, y que, como primera tarea, hace el llamado a reconocer cuál es exactamente la emoción que está creando la necesidad de ingerir alimentos.

En este orden de ideas, no se busca en ningún momento que la persona se reprima o niegue lo que siente, es más bien que encuentre otros medios de satisfacción distintos a los que le representa la comida, tal y como practicar un hobby, hacer yoga o salir a pasear la mascota mientras consigue relajarse.

La comida no debe ser la principal fuente de gratificación


Si bien la sensación de saciedad tras comer ocasiona gratificación, cuando se llega al extremo, de refugiarse en la comida como única vía para sentirse tranquilo e incluso feliz, es cuando se empieza a crear una problemática que puede derivar en cientos de consecuencias a largo plazo.

Organizar un plan de alimentación en el que se incluyan todos los tipos de alimentos y en las funciones adecuadas, es algo que implica de responsabilidad hacia sí mismo, además de entender que la comida no es un tranquilizante ni mucho menos, la solución para los momentos de estrés.

Si bien no está mal satisfacer antojos ocasionalmente, lo que, si resulta desfavorable, es disfrazar las necesidades emocionales con este tipo de actuar y esto lo tienen completamente claro la psiconutrición, lo que reafirma el hecho de que sea una ayuda para diferenciar entre el hambre y las ansias de comer, siendo esta última, la promotora de los desequilibrios que más temprano que tarde, ponen en la cuerda floja, aquel ideal de sentirse bien tanto por fuera como por dentro.

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